El infarto agudo de miocardio (IAM) es un cuadro clínico producido por la muerte de una porción del músculo cardíaco que se produce al obstruirse completamente la arteria coronaria que irriga dicha zona. Si esta zona carece de oxígeno durante demasiado tiempo, el tejido de esta zona muere y no se regenera.
¿Cómo podemos detectarlo?
Un IAM es una urgencia médica, por tanto, ante la sospecha de sufrir este proceso llame inmediatamente a emergencias.
El síntoma más característico es un dolor torácico intenso y prolongado que suele durar más de 20 minutos; este dolor puede irradiarse desde el pecho a los brazos, hombro, cuello, mandíbula, área abdominal o la espalda. Suele acompañarse de dificultad para respirar, sudoración, palidez, mareo, náuseas y vómitos.
¿Cuál es su tratamiento?
Los primeros intervinientes, deberán llamar al 112 para comunicar el estado del paciente y solicitar la asistencia de personal sanitario para su traslado.
Hasta que llegue el personal sanitario, debemos tranquilizar al paciente y evaluar sus constantes vitales con frecuencia (pulso y respiración), por si se produce agravamiento en su estado. El IAM se considera una emergencia clínica que requiere hospitalización, por tanto, son los profesionales sanitarios cualificados los que se deben hacerse cargo de esta patología. El tiempo que se tarde en tratar esta dolencia está directamente relacionado con la gravedad de las consecuencias de la misma, por lo que se deberá acudir en el menor tiempo posible a un centro de salud o a un hospital.
¿Cómo prevenirlo?
El riesgo de padecer un IAM puede evitarse siguiendo algunas pautas de vida saludable, entre las que destacamos:
- Dejar de fumar y evitar bebidas alcohólicas.
- Llevar una dieta equilibrada, rica en fruta, verduras, legumbres y cereales.
- Práctica habitual de deporte.
- Evitar a toda costa el estrés.
- Buen control de enfermedades como la hipertensión arterial, diabetes Mellitus entre otras.
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